Escarlata y el nuevo Sur

La propuesta, que inicialmente parecía una locura, caló rápidamente en una ciudad que desde hace tiempo se quiere vender a sí misma como la gran metrópoli del «nuevo sur». Su designación como sede olímpica no sentó, sin embargo, nada bien a los atenienses que vieron como Atenas, su candidata y cuna del movimiento olímpico, perdía en las votaciones del Comité Olímpico Internacional, pese a que en 1996 se cumplen 100 años de la reinstauración de los Juegos en la capital griega. Atlanta debe su localización a una terminal de ferrocarril, más que al río Chattahooche. Sus excelentes comunicaciones han atraído a numerosas industrias, las más importantes de las cuales manufacturan automóviles, aviones, bebidas y tejidos.

Allí tiene su cuartel general la Coca-Cola, una multinacional con más de cuarenta mil empleados que extiende sus redes a través de 150 países. Sin embargo, el presidente de la compañía, Roberto Goizueta, manifestaba durante su estancia en Barcelona que Coca-Cola no estará más involucrada en Atlanta de lo que lo ha estado en otros Juegos (la multinacional es el primer patrocinador mundial del movimiento olímpico): «Nosotros venimos siendo partícipes, y casi integrantes de la fibra olímpica, en cada uno de los Juegos desde 1928». En Atlanta está también la sede de CNN, la cadena propiedad de Ted Turner que difunde veinticuatro horas diarias de información a todo Occidente. En lo que se refiere a las infraestructuras, Atlanta tiene algunas ventajas de partida frente a Barcelona: varios centros de convenciones, 65.000 camas hoteleras, el aeropuerto Hartsfield internacional, que es uno de los mayores de Estados Unidos, y un sistema de telecomunicaciones de ultimísima generación. En materia de organización, los norteamericanos ya tienen experiencia.

Estos son los cuartos Juegos que preparan en lo que va de siglo, precedidos por los de Los Angeles, en 1984 y 1932, y St. Louis, en 1904. El Comité Organizador aspira a que el acontecimiento se autofinancie con fondos privados, a través de los derechos de televisión y los patrocinios. Según sus previsiones, los ingresos -1.400 millones de dólares (unos 140.000 millones de pesetás)- serán ligeramente superiores a los gastos (unos 1.300 millones de dólares y 130.000 millones de pesetas).

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