Los Van Van recorren España

Van Van es la banda que hay que escuchar en Cuba para enterarse de cómo está la cosa en la isla. Sus canciones son más fiables que los escasos periódicos que circulan.

Sus descargas de sabor se mezclan con insinuaciones sobre la vida cotidiana con temas como La Habana no aguanta más o Un socio pa mi negocio, de cuando fue legal que los cubanos tuvieran dólares. Ahora finalizan en España su gira europea de presentación de su nuevo disco, La Maquinaria, mañana en Madrid (Sala Arena), el día 3 en Santiago, el día 4 en Bilbao y el día 5 en Barcelona (Ups & Down). 

El bajista Juan Formell fundó Van Van en 1969, había pasado de pertenecer a la banda de la policía para terminar en la Orquesta Revé; y tomó el nombre de una campaña gubernamental de la zafra en la que se había consignado una cifra para las toneladas de azúcar que debían ser recolectadas. De ahí surgió una banda que ha retratado como nadie la vida en la isla. 

Samuel Formell, el actual director musical, tenía tres años cuando Van Van comenzó a reinventar el pop tropical con temas como Chirrín chirrán. Debutó en la banda de su padre a los 15 años, pero no sustituyó al percusionista Changuito hasta 1994, luego dejó su sello en un disco fabuloso, Te pone la cabeza mala (1997), que colocó a Van Van en la onda de la nueva salsa cubana, conocida en la isla como timba. En años posteriores, Samuel Formell accedió a la dirección musical cuando su padre no podía viajar aquejado de diabetes. «Ahora está bien», explica, «pero tenemos una gira de concierto por día y ciudad y eso es agotador, por eso no viaja». 

Los Van Van han cambiado muchos de sus componentes. Se fueron cantantes como Pedrito Calvo o Mayito Rivera. El pianista César Pedroso, el mencionado Changuito..., pero ninguna banda ha logrado arrebatarles su posición. 

Pero también ha habido problemas en su larga aventura: en 1986 Juan Formell compuso La Habana no aguanta más, sobre las precarias condiciones de habitabilidad de las casas de la ciudad. Samuel lo recuerda. «Mi papá compuso la canción y le dijeron que no podía ser. Se cabreó, le dio la vuelta a la canción y la hizo de nuevo con humor, hablando de los cubanos que llegan a La Habana a vivir a la casa de los parientes». Que el presente y el futuro de la música está en internet nadie lo duda. Y los músicos cubanos tampoco. Samuel lo resume: «Internet va lento, puedes mandar un e-mail, pero no puedes ver un vídeo. Ahora podemos entrar en los hoteles y utilizar internet, pero sigue siendo caro y lento».

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